domingo, 3 de junio de 2012

Capitulo 61: Está estable

La verdad que salió con una cara un tanto seria y todos nos dirigimos hacía él con la misma cara de preocupación. No le hizo falta que dijéramos nada mas. Dejó atrás aquella cara con la que llegó delante de nosotros y en su rostro se dibujó una sonrisa, mientras decía: "Rubén ha superado la operación! Está estable." 
Aquella sonrisa seguida de esas palabras fue lo mejor que pude escuchar durante esos días que llevábamos allí encerrados. Dentro de esas paredes que desprendían todo tipo de sentimiento menos alegría. Había esa pequeña esperanza en cada rincón de ese lugar, claro que la había! Pero una vez ahí podía pasar de todo.
Después de tanto sufrimiento, por fin, podíamos respirar un poco mas tranquilamente. No plenamente, pero sí con un poco mas de confianza ante toda la situación. Cada vez se hacía mas grande ese algo que me dijo un día que Rubén estaba bien, que estaba luchando por ello y que no lo iba a abandonar.
En el mismo momento que aquel cirujano nos dijo aquello nos miramos entre nosotros y sonreímos. Yo, me abracé a Pablo mientras miraba al cirujano y con una amplia sonrisa le decía: "Gracias..."
Aquel cirujano volvió a desaparecer entre esas puertas. En cuestión de media hora cambiaron a Rubén de sitio y volvieron a subirle a planta. En nuestras caras se reflejaba la alegría por ver como Rubén forjaba su vida dando pequeños pasos...

- Amor! -Me dijo Pablo parándose delante de mi.
- Que pasa? -Le miré y me besó.
- Me encanta verte así! Hacía días que no sonreías y eres preciosa cuando sonríes. -Me dijo.
- Eres un encanto! -Le besé- Ya era hora de sonreír. Esto es muy duro... pero si hay alguna sonrisa del por medio siempre suple ese sufrimiento.
- Me hace feliz por toda esta situación... pero sobretodo me hace feliz por verte a ti feliz, sabes que eres lo mas importante en mi vida.
- No se a quien debo darle las gracias por tenerte aquí a mi lado, por tener tus besos.. tus caricias.. tus sonrisas, por tenerte simplemente a ti. -Le dí un dulce abrazo.
- No tienes que darle las gracias a nadie.. yo estoy a tu lado por que sin ti no puedo! -Volví a besarle de nuevo... esos dulces labios que me volvían loca..

Entramos en la habitación de Rubén, todos. Allí estaba otra vez estirado en la cama.. pero esta vez no tenía tantos tubos conectados a él. Ya no le eran necesario tantos tubos. Aquello me hacía pensar en la posible recuperación de Rubén. Pensé "posible".. por que en la vida nunca puedes confiarte de nada, en ninguna circunstancia debes confiar.. hoy en día hay poco en lo que poder confiar plenamente y sin ningún tipo de duda. Así que aquello era una de esas cosas en la que confiabas pero siempre había esa pequeña cosa que te hacía tirar para atrás y frenar el paso.

Debido a que Rubén ya estaba un poco mas recuperado, Pablo y yo, volvimos a casa. Era un día de despedidas.. él debía de volver a la gira al día siguiente y yo seguir allí en El Prat. Otra noticia dura a la que acostumbrarse pero era inevitable, era su sueño y yo no podía romperlo. El suyo y el de millones de personas que esperaban por él. Yo me había sentido igual y lo entendía.

- Te voy a echar de menos amor... Gracias por venir! Me has llenado de vida.
- Nos vemos prontito, en unos días, ya veras!
- Eso espero!
- Y así será princesa! Me tendrás que mantener informado sobre Rubén.. estoy seguro que pronto despertará.
- Y tanto! Algo me dice que también!
- SI! ¿Me ayudas? -Me dijo señalando su maleta.
- Pero que cara no? jajaja el niño no se sabe hacer su maleta? -Sonrió y colocó sus brazos sobre mi cintura para abrazarme y después besarme.
- Y tanto que se.. vale vale! -se hizo el enfadado y se fue hacía la maleta a colocar sus cosas. Aparecí por detrás suyo deslizando mis manos hacía su cintura y abrazándole, de tal manera de que Pablo se incorporó y se giró hacía a mi poniendo sus manos sobre mi pelo y acariciándolo con delicadeza. Volvía a sentir aquellos escalofríos que me hacía sentir solo él, él era especial. Seguía teniendo ese algo que me hacía estremecer.
Al final acabé ayudando a Pablo a meter sus cosas en la maleta. Me dí cuenta que llevaba miles de pañuelos.

- Hay una cosa que no entiendo! -Le dije, él me miro con cara de confundido.
- El que? -Dijo.
Empecé a reir!
- Traes miles de pañuelos! -Seguí riendo y Pablo conmigo.
- Tienes razón.. no lo se ni yo!

Pasamos un rato de risas, él y yo. Aunque hubiéramos que despedirnos allí estábamos entre sonrisas...

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