lunes, 9 de abril de 2012

Capitulo 33: Eres preciosa.

Pasó su mano por mi cintura y me abrazó diciéndome algo al oído.

-Con lo que te pongas estas preciosa. -Me dijo Pablo.
-Bueno... pero es que no se que ponerme, Pablo. Mira lo guapo que estas tu y yo no es que tenga mucho para elegir.
-Tranquila no te tienes que poner de punta en blanco, seguro que encuentras algo con lo que estés preciosa. Voy a abajo a hablar con mi madre un momento, vale? Ahora vuelvo. -Me dio un beso antes de irse.

Allí seguía mirando hacía el fondo de ese armario donde estaba toda la ropa de Pablo y mi trozo de ropa. Era la verdad no tenía mucho donde elegir. Pablo tenía camisas para dar y vender. Al final opte por ir del mismo color que Pablo. Elegí mi falda gris oscura, era una falda de esas que se llevan por encima de la cintura, y una camiseta gris por dentro de la falda. Me tuve que poner medias, como lo odiaba, y de zapatos me puse unos negros, altos. Tan solo me faltaba retocar mi pelo y maquillarme. Salí de la habitación y entré al lavabo. Me alisé el pelo y me hice algún que otro rizo, y después me maquillé. Ya estaba a punto. Salí del lavabo y vi como Pablo estaba en su habitación, se estaba retocando sus botas y poniéndose la chaqueta. No se dio cuenta que estaba en la puerta apoyada, mirándole. Empecé a andar hacia él pero mis tacones me delataron y me miró.
Se quedó mirándome, no paraba de hacerlo, de tal manera lo hacía que llegaba a intimidarme. Pero se acerco y me abrazó por la cintura diciéndome:

-Te lo dije, estas preciosa con lo que sea. Eres preciosa por dentro y por fuera. Te pongas lo que te pongas te hace deslumbrar.
-Te quiero. -y le besé.

Faltaban 20 minutos para las diez. Pablo miró el reloj y de un sobresalto me dijo:

-Ay! Vamos que sino llegaremos tarde!
-Estas seguro de ir a un restaurante?
-Si, tranquila. Además no hay nada que temer, es un restaurante aquí a las afueras de Málaga. Casi no nos encontraremos a nadie que nos interrumpa, ya veras.
-Esta bien, entonces vamos.

Nos despedimos muy rápido de todos y salimos casi corriendo por la puerta, íbamos a llegar tarde. Entramos al coche y Pablo aceleró bastante y en nada de tiempo ya estábamos delante de la puerta del restaurante y a tiempo. Aquel restaurante era precioso, parecía un bonito patio andaluz. Llegamos a la puerta y Pablo dijo: "Pablo Moreno, una mesa para dos". Tan solo nos indicaron donde debíamos sentarnos y allí nos quedamos sentados, uno delante del otro. La mesa era preciosa, tenía alguna que otra vela y algún pétalo de rosa por allí. No podía esconder que todo aquello me encantaba, que mis ojos se iluminaban.

-Te gusta, princesa? -Me dijo acariciando mi mano.
-Como no me va a gustar... Es todo precioso y a tu lado hace que sea mucho mas especial.

Todo era inmensamente bonito, tenía ganas de compartir algo así con Pablo. Tenía detalles preciosos que como siempre le hacían especial. Cuando ya piensas que no te puede sorprender mas, siempre tiene algo guardado que le hace ser la mejor persona sobre la faz de la tierra. No te puedes confiar, siempre va a tener algo que ocultar que te haga sonreír. El tenerlo a mi lado ya me hacia la mas feliz del mundo entero.
Estuvimos cenando, cosas que yo nunca había probado... pero todo tiene su primera vez, la verdad que todo estaba buenísimo. Todo sabía mejor de su lado.
Cuando terminamos de cenar Pablo se levantó de la mesa y se fue sin decir nada mas... allí me quedé yo observando hacía donde iba pero no me dijo nada y lo perdí de vista. Esperé a que viniera... era lo único que podía hacer en este caso.
Pablo apareció pero escondía algo detrás suyo, llevaba algo en la mano derecha por que la llevaba en la espalda. Nada más llegar delante mio se paró, me cogió de la mano y yo me levanté, y empezó a cantar delante de todos:

"No se si soy bueno o soy malo, si soy alguien que te pueda querer tanto que la luna se altere y los cielos no me quieran ni ver. De celos dirían algunos del miedo que me tienen por ser un hombre que se te atreve a morir por el fuego de una mujer..."


Sacó su mano de detrás de su espalda y llevaba una rosa preciosa de color lila, era preciosa, no tenía palabras ante ello... Ante lo que me había cantando delante de todos los presentes en aquel restaurante, que por cierto no paraban de mirarnos, la rosa... él. Todo era mágico, era el mejor sueño de mi vida y era a su lado...


http://www.youtube.com/watch?feature=player_embedded&v=2r_LBluzkeM

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