sábado, 14 de abril de 2012

Capitulo 36: "Mini paraíso"

Después de aquel chapuzón provocado por Pablo, decidimos salir del agua y subir a la habitación a cambiarnos de ropa, estábamos empapados, para ir a comer. Subimos a la habitación de Pablo, nos cambiamos pero esta vez poniéndonos ropa un poco mas de arreglar. Ya habíamos echo suficientemente el tonto en la piscina. Así que bajamos juntos al comedor. La madre de Pablo aún estaba acabando la comida, así que fuimos hacía la cocina y la ayudamos a dar los últimos retoques que le faltaban, pusimos la mesa. Su hermana por allí seguía, pero Lucía estaba enganchada a la televisión. Parecía un angelito así quietecita. Pablo se acercó a ella y se sentó en el sofá. Vaya dos... tio y sobrina. La verdad es que eran como padre e hija.
Eran tan iguales que lo parecían. Un hijo? Un hijo entre Pablo y yo? Uf.. no! todavía no... teníamos toda la vida por delante. Lucía nos alegraría de mientras.
Nos pusimos a comer todos juntos. Volvieron las risas en aquella mesa, las buenas charlas, las sensaciones... todo, volvió todo aquello que desprendía la familia Moreno de Alborán Ferrándiz. Seguía diciendo que cada miembro de esa familia era diferente, cada uno tenía su esencia guardada pero cuando se juntaban formaban algo mágico. Algo único que no se encuentra en cualquier lugar.  
No paramos de reír con los comentarios de Salva, el hermano de Pablo era demasiado bromista. Era bastante alegre. Eso hacía que la familia fuera mucho mas alegre.
Terminamos de comer y Pablo me susurro al oído: "vienes?". Yo asentí con la cabeza y fui con él. Nos dirigimos hacía la puerta y salimos hacía a fuera.

-Que pasa Pablo?
-Nada, simplemente quiero que veas mi mini paraíso en completo.

Le sonreí. Estuvimos viendo todo el jardín, ese jardín daba la vuelta a toda la casa. Por todos los lados del jardín habían flores. Flores que deslumbraban con el reflejo del sol de Málaga. Todo aquello si que era un paraíso. Estaba la piscina en forma de piano, que ya la había visto antes, por un lado. También aquel precioso columpio hecho con una cuerda y un trozo de madera. Habían unas pequeñas hamacas para tomar el sol.  Pasando por detrás de la casa había una pequeña mesa blanca, aquellas típicas mesas antiguas de hierro que se colocaban en la terraza o jardín. Era preciosa. También pude ver que tenían una mesa redonda con asientos incorporados, todo de madera, en plan picnik. Allí detrás de la casa también había un rinconcito donde Pablo me acercó y pude ver que también tenían una barbacoa. También algo especial esa barbacoa. Hecha de ladrillos y se podría decir que en forma de casa, arriba del todo tenia tejas, simulando el tejado de una casa. Tenía una puertecita pequeña de hierro de color negro donde allí estaba colado para hacer el fuego. Mas abajo habían otras puertecitas de madera para guardan alguna cosa, supuse.
Cada detalle, cada pequeña flor o trozo de césped era diferente, era especial. Todo estaba impregnado magia. Era perfectisimo, no tenía palabra para tanto.
Después de aquella vuelta por el jardín vi como Pablo se paraba ante mi. Me besaba y yo le decía:

-Te quiero. Gracias por darme la oportunidad de enseñarte todo esto, es maravilloso, no he visto nada igual en mi vida. Gracias por darme vida.

Pablo se quedó si palabras y seguimos allí bajo el sol mirándonos a los ojos como nunca. Con dulzura, con amor, con pasión... con todo ese tipo de sentimientos que te hace removerte de pies a cabeza. Pero ante eso acabamos besándonos como siempre, con ese amor que sentíamos entre los dos. Con esas ganas que teníamos siempre. Pablo seguía siendo la persona mas especial en mi vida, la que hacía latir mi corazón. La que hace que sienta asfixia cuando no esta a mi lado, la que me cuida con cada poro de su piel... solamente él era capaz de hacerme sentir todo eso.

Pablo y yo nos tumbamos un rato en las hamacas mirando un rato aquel cielo azul y esquivando aquel sol. Me encantaba aquel sol, el sol en general. Estaba loca de intriga por como se le aclara con el verano el pelo a Pablo. Era mas rubio que ahora. Ay... mi rubio! -me reí sola mientras pensaba-. Y su piel mas morena. En cambio yo... bueno.
Allí estuvimos un rato hasta que cayó el sol en Málaga... 





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