domingo, 18 de marzo de 2012

Capitulo 10: Fiel compañera

Al llegar al hotel como era algo de esperar se nos quedaron mirando, sobretodo aquel chico de recepción al que pregunté por Pablo hacia unas horas ahora me miraba muy sorprendido ante la situación que estaba viendo, así que intente soltar la mano de Pablo inconscientemente pero Pablo no me la dejó ir mientras me susurraba al oído un "no te preocupes cariño".
Subimos a su habitación, a la habitación 161. Allí estábamos solos y tenía la sensación que por un rato muy largo y eso me alegraba. Pablo abrió la puerta pero me dejo pasar a mi primero, entramos hacia adentro y me dijo que me sentara en la cama, pero mis ojos estaban clavados en algo.
-Que pasa princesa? -Dijo rodeándome en un tierno abrazo.
-Es preciosa... -No podía dejarla de mirar.
-No tanto como tú. -Me di la vuelta ante él y le di un largo beso y a la vez dulce.

Esa guitarra era preciosa, en alguna que otra actuación la había visto, por no decir en todas por que era su fiel compañera y siempre la llevaba a su lado pero tenerla cerca imponía. Tanto imponía que me dio por pensar en mi propia guitarra, la mía al lado de la de Pablo no podía hacer nada, empezando por que le faltaba una cuerda. Mi guitarra era como algo directamente sacado del baúl de los recuerdos, tenia varios años.. en realidad esa guitarra es de mi madre. Pero ella nunca la tocó, tan solo se la regalaron.
Le seguía mirando... no sé que tenía aquella guitarra pero hechizaba a cualquiera con su melodía. Aún no sonaba pero hacía erizar tu piel. Pero estaba claro que en las manos de Pablo mucho más aún.
Cuatro trozos de madera tal colocados que te hagan sentir que cada poro de tu piel sigue vivo.
Pablo se dio cuenta a tanta admiración hacía su guitarra así que me soltó con delicadeza y alcanzó su guitarra, al ver que Pablo cogía la guitarra y se sentaba para empezar a tocar yo me quedé sentada al filo de la cama.
En cuanto empezó con su primera nota yo ya tenía la piel erizada y los ojos cristalinos a punto de llorar, y él siguió. Cerró los ojos y empezó a tocar y a cantar solamente tu:
-Regalame tu risa, enséñame a soñar, con solo una caricia me pierdo en este mar. Rega-a-a-a-lame tu estrella la que ilumina esta noche, llena de paz y de armonía y te entregare mi vida.. -mis lagrimas empezaron a caer como si nada al escucharle cantar, pero a la vez que el cantaba yo también cantaba pero a modo de susurro para que no me escuchara. Pero el se cayo, me miró a mis ojos llenos de lagrimas, sonreímos a la vez y me hizo tal gesto para que siguiera cantando. Parece ser que si que me había oído. Pero empecé a cantar:
-Haces que mi cielo vuelva a tener ese azul, pintas de colores mis mañanas solo tú, navego entre las olas de tu voz y tu y tu y tu y solamenteee tuuu haces que mi alma se despierte con tu luz y tu y tu y tu.. -No dejó de mirarme en ningún momento y se emocionó, pero siguió cantándome.
-Enseña tus heridas y así las curarás, que sepa el mundo enteeero que tu voz guarda un secretoo, no menciones tu nombre que en el firmamento se mueren de celos, tus ojos son destellos tu garganta es un misterio.. -y los dos a la vez empezamos a cantar:
-Haces que mi cielo vuelva a tener ese azul, pintas de colores mis mañanas solo tú, navego entre las olas de tu voz y tu y tu y tu y solamente tuuuuuu haces que mi alma se despierte con tu luz tu y tu y tu y tu y tu y solamente tu.. -Dejamos de cantar.

Después de esa última frase nos miramos a los ojos, los dos estábamos llorando de emoción ante esa emotiva situación. Emocionaba tanto sentirle tan cerca, que me cantara solo a mi. Ninguno de los dos sabía que decir, pero Pablo dejó a un lado la guitarra y se sentó mas cerca de mi en la cama mirandome a los ojos como nunca, poniéndome una mano en la mejilla y con sus labios a medio centímetro, pero antes que pudiera besarme tuve tiempo a decirle:
-Je t'aime mon amour! -Pablo se quedo sorprendido ante aquellas palabras en francés que salían de mi boca. No pudo contener tal emoción y broto una lagrima de sus ojos. Pero él entre lagrimas pudo decirme:
-Pour toute la vie.
Y me besó, le besé y nos besamos. Tanta pasión en los dos como nunca, que acabamos estirados en su cama abrazados.
-Sabes que? -Dijo Pablo.
-Que, dime.
-Que aún no hemos comido. -Y de golpe nos levantamos los dos de la cama.

Era cierto aún no habíamos comido y entre tanto ni nos acordábamos ya. Así que como ya era tarde pedimos algo ligero. Un poco de fruta, unos zumos y alguna tostada. La comida llegó enseguida y como resurgió nuestra hambre también desapareció bastante deprisa.. sobretodo por Pablo.

-Tranquilo Pablo nadie te va a quitar la comida, madre mía como traga mi niño.
-Es que tengo mucho hambre cariño, me tienes hambriento... -Dijo riéndose.
-Ahora tendré yo la culpa. Eres eres... eres... jajaja.
-No te salen ni las palabras eh!
-Te quiero! -Dije, y volví a necesitar sus labios con los míos así que le dí un leve y corto beso.


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